por Teresa Ramos Arreola
Todos hemos escuchado comentarios en los medios de comunicación que se dice “Es culpa del cambio climático”, que las lluvias atípicas, son por el cambio climático o derivados del calentamiento global y los usamos de forma indistinta como si esto fuera en la realidad pero no lo son. El calentamiento global es un fenómeno provocado por muchas circunstancias, pero la más importante es por la emisión de gases de efecto invernadero; estos gases existen de forma natural, se producen en la respiración animal y se consumen por las plantas en el proceso de fotosíntesis, ocurriendo así el sutil equilibrio.
Estos gases son indispensables para mantener la atmósfera y permitir que el sol nos mantenga calientitos, pero los humanos hemos roto ese frágil equilibrio, desde la revolución industrial hemos incrementado acelerada y constantemente la emisión de gases de efecto invernadero, generados en la quema de combustibles.
Grupos de científicos y conservacionistas han anunciado desde los 70 de las repercusiones del cambio climático, escasez de agua, incendios forestales, desertificación, inundaciones, deslaves y cada uno de ellos trae otros problemas asociados, como la disminución e incertidumbre alimentaria, el desplazamiento de poblaciones y migración por la falta de oportunidades, pobreza, delincuencia, hambruna etc.
El foro económico mundial evalúa los riesgos y amenazas a las que está sometida la población mundial, pandemias, guerras, déficit alimentario, desastres naturales y guerras. En sus análisis con expertos encontraron que todos los problemas de alguna manera tienen coneccion con el cambio climático, si no hay agua, no hay comida, hay migración, con esta vienen de la mano los conflictos sociales y la pobreza y con ello las inconformidades y protestas e incluso la guerra.
Derivado de todo esto fue que se empezó a plantear que la política universal debería enfocarse en la protección y cuidado del ambiente, en establecer metas comunes, pues el impacto no distingue ubicación geográfica, nacionalidad o cultura, es un problema que nos afecta a todos y por lo tanto es responsabilidad de todos buscar una solución.
La realidad es aplastante, el cambio es irreversible, pero podemos reducir su velocidad. En el acuerdo de París se estableció el objetivo de incrementar solo en 2°C la temperatura global con respecto a la temperatura de antes de la era industrial. Para ello deben participar todos, la ciencia provee de información y genera la innovación tecnológica, que se presenta como la esperanza de conseguir revertir el cambio, la sociedad debe modificar los patrones de consumo y optar por bienes y servicios con un impacto menor. El mayor reto lo encuentra la industria, sobre todo la de generación de energía, pues en el modelo actual el 70% de la energía eléctrica se produce con la quema de algún combustible.
La ley debe responder a esta realidad, y actualizarse y evolucionar, las ciudades son un área de oportunidad para mitigar los efectos del cambio climático por eso debemos asumir esta responsabilidad con ahínco y de forma categórica, y en la CDMX ya estamos trabajando para realizar estos cambios de manera inmediata desde el legislativo, de manera coordinada con el gobierno y la sociedad que habitamos en la megalópolis,por ello presenté esta misma semana una iniciativa a nombre de la comisión de medio ambiente en el congreso capitalino, la cual actualizará la Ley de Cambio Climático en nuestra Ciudad de México.
Nota original: https://www.cronica.com.mx/notas-la_urgencia_de_legislar_sobre_el_cambio_clim__tico_en_nuestra_cdmx-1161690-2020