El calentamiento global es más difícil de abordar que la pandemia; no habrá vacuna para eso y su impacto devastador.
La grave crisis sanitaria y económica generada por la pandemia de Covid-19 ha obligado a enfrentarnos a nuevos paradigmas, planteando lecciones de futuro. La Unión Europea (UE) aboga por una recuperación verde e inclusiva que sea respetuosa con el medio ambiente y contribuya a la lucha contra el cambio climático, a la resiliencia y al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030. En efecto, el Covid-19 está teniendo un grave impacto socioeconómico, pero ofrece la oportunidad de reconstruir sobre bases más sólidas y sostenibles que no pongan en peligro las generaciones futuras, al tiempo que se hace más patente la vigencia de la Agenda 2030, los ODS y el Acuerdo de París.
Si bien contener el virus y salvar vidas ha sido el enfoque de nuestros esfuerzos inmediatos, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el uso excesivo de recursos y la contaminación de la tierra y el mar también son emergencias existenciales y globales que resultan más relevantes que nunca. Existe una creciente evidencia de que muchos nuevos brotes de enfermedades infecciosas se desencadenan o acentúan por los impactos del calentamiento global o la degradación del ecosistema. En este sentido, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (Semarnat) ha reiterado el vínculo que existe entre los ecosistemas naturales saludables y, el bienestar y la prosperidad social. Así, la implementación integral del Acuerdo de París y los objetivos de biodiversidad acordados a nivel global siguen siendo cruciales para abordar retos planteados por futuras crisis sistémicas.
El calentamiento global es más difícil de abordar que la pandemia del Covid-19. No habrá vacuna contra el cambio climático y su impacto devastador. Aplanar la curva de emisiones solo será posible si juntos tomamos medidas climáticas audaces y valientes. La buena noticia es que podemos hacerlo y, de hecho, debemos aprovechar el repunte económico post-Covid-19 como una oportunidad única durante esta generación para “reconstruir mejor” e invertir en una economía del siglo XXI. La recuperación económica debe ser socialmente justa, sostenible y resistente al cambio climático. Simplemente no existe una alternativa realista a la recuperación verde.
Algunas áreas en las que una fuerte acción puede tener grandes impactos, si se abordan con determinación, son: la economía circular, la movilidad limpia y eléctrica, y las energías renovables. Con respecto a estas últimas, además de su potencial para mitigar el cambio climático y asegurar la restauración del ecosistema, pueden contribuir al desarrollo económico y social, favoreciendo el acceso a la energía y la seguridad de su suministro particularmente para poblaciones vulnerables en zonas rurales o aisladas.
Junto con los Estados Miembros de la UE, la Comisión Europea ha reafirmado su compromiso con la recuperación verde y sostenible basada en dos pilares básicos, el Pacto Verde Europeo y la transformación digital. El pasado mes de julio, el Consejo Europeo aprobó el Plan de Recuperación para Europa, que prevé que la acción climática sea integrada en todos los programas y políticas financiados con cargo al Instrumento Next Generation UE y el Marco Financiero 2021-2027, alcanzando 30% del gasto. Además, la UE pide que ese gasto sea compatible con la meta de la neutralidad climática para 2050 e invitamos a todos los países, incluido México, a alcanzar esta meta incluso antes que nosotros, para que toda la humanidad se beneficie.
La Unión Europea y sus Estados Miembros tenemos la vocación de compartir experiencias, financiar proyectos y explicar nuestras políticas climáticas y principios para una financiación sostenible. Lo haremos mientras trabajamos conjuntamente en la definición de “estándares globales”, el fortalecimiento de nuestras economías y en la construcción de un mejor futuro para todos los ciudadanos, sin dejar a nadie atrás.
*El autor es encargado de Negocios de la Delegación de la Unión Europea en México, en conjunto con los Embajadores de los Estados Miembros de la Unión Europea acreditados en México.